domingo, 19 de diciembre de 2010

PURGATORIO



En la mitología nórdica, Gunnr es una de las tres valquirias principales, al servicio de Odín, encargada de recoger a los guerreros heridos en batalla y trasladarlos al deseado Valhalla.Allí recibirían los mejores cuidados ya en manos de las nornas, preparándose para el Ragnarök, o la batalla final, la que anuncia el fin de todo...

DAS # 43








La noche se apodera de las colinas en las tierras altas de Heinheim, pero la silueta inconfundible del palacio permanece guardiana y solemne en el horizonte. Me afano por cubrir las heridas de la batalla con la poca ropa que aún llevo limpia.Son muchas, y no quiero dejar caer la noche sin taparlas, pues la hora en que las alimañas salen de cacería al olor de sangre fresca, se acerca.

Sólo, aterido por el frío y recostado sobre el Árbol Milenario,fijo mi vista en el horizonte. Ahí abajo, aún humeantes, están los restos del último enfrentamiento:decenas de guerreros yacen sin vida en el campo de batalla.Aún distingo algunos de los que junto a mí, formamos batallón, y que ahora su recuerdo vagará de por vida en el desierto de mi memoria.

El decreciente jaleo que de ahí abajo proviene, me deja oír los pasos lentos y acompasados de un corcel que se aproxima. La borrachera de dolor apenas me permite moverme, cuando el corcel se detiene ante mí, que tampoco hago el más mínimo esfuerzo en alzar la mirada.
De él desciende una hermosa dama, con un ceñido pero escueto mono de cuero, y mientras camina hacia mí, deja que su melena zaína hasta la cintura flirtee con el viento, y que su larga y reluciente espada deje un surco grabado en la tierra.

En una sencilla reverencia, se agacha posando una de sus rodillas en el suelo, a la vez que me tiende su mano, fuerte, pero femenina, engalanada con anillos que hablan de sus hazañas y, enfrentando sus ojos negros azabache a los míos, hace ademán para que tome su mano, invitándome a incorporarme.

Pasan segundos que se cuentan eternos en los que, perdido en su mirada, pasa por delante toda mi vida, ahora agonizante, sola y abandonada a la suerte de la valquiria que me llevará al ansiado Valhalla. Apenas sé discernir si es real o quizá la borrachera de frío y dolor me está jugando una mala pasada.
De repente, el leve ruido de fondo y el liviano silbido del viento de ven cortados por su voz,cálida,pausada y serena, que de nuevo me invita a incorporarme...

__Vamos,Daithï, te llevaré a palacio. Allí las nornas te darán merecidos cuidados y te repondrás...

Sus palabras fueron bálsamo reconfortante que, por unos instantes, me hicieron cerrar lentos los ojos, agradeciendo a un Dios que ése momento fuera real, mientras cogiendo su mano, me incorporaba...

david a. sac, diciembre 2010