martes, 15 de marzo de 2011

L U J U R I A ...



"...deseo sexual, desordenado, pasional e incontrolable..."



DAS # 43

















Las aspas del ventilador del techo marcan el ritmo, lento, constante...
Penumbra en una tórrida habitación de un hotel de carretera, una tarde de julio, donde
una corriente de aire se deja sentir de vez en cuando cruzando la ventana.


Nuestra piel, transpirando, se deja rozar, desnudos sobre la cama en el sopor de esta tarde...


Juego a recorrer tu brazo con diminutos besos que recogen tu sal, y cierras los ojos mientras  hundes tus dedos en mi pelo, dándome a entender tu placer. Me encanta ver cómo toda tu piel se eriza de gusto, sensible...


Sensación de nuevo tórrida...que en un golpe de pasión te coloca encima mía, a horcajadas,
dejando que nuestros sexos se acaricien mutuamente, despacio, mientras tus manos se apoyan en mi pecho, primero de manera suave...apretando poco a poco mis pectorales y tu cadera va dibujando un serpenteante movimiento sobre la mía.


Queremos oírnos en éste silencio. Los jadeos, nuestro aliento... oler el sudor de este momento...
Mis manos acarician tus senos, jugando con la punta de los pulgares en tus pezones,
cada vez más duros, excitados...


Deseo tu boca.


Y tu cálido flujo se deja notar entre nuestros sexos.
Me gusta sentirlo. Olerte.Saborear ése único perfume a ti.


No paras de bailar sobre mi cuando, levantándote levemente, dejas que mi polla bese los labios de tu sexo, ya bien húmedo... caliente..
Tu aliento se hace llegar hasta mi cara, como el aire de ésta tarde, ardiente. Recuperas la postura, un poco más erguida, ayudándote con tus brazos sobre mi torso, para dejar que tu sexo engulla despacio el mío...


Gimes...


Me lanzas una tierna mirada y cómplice sonrisa mientras te penetro, y me engulles hasta dentro dejando caer tu cabeza hacia atrás...y escapando de tu boca un claro gesto de placer.


Continúas tu danza, despacio, liberando de vez en cuando gemidos al llegarte bien adentro.


Me encanta.


Agarro tu cintura acompañándote con el movimiento, y tus manos se hacen cómplices sujetándose en mis antebrazos...fuerte...
Más deprisa, persigo tu danza empujando con mi cadera para llegarte, sentirte.


Que me sientas.


El sonido de nuestros sexos en ardiente ejercicio de placer nos excita aún más, dejando ahora que la improvisación y el azar del juego del amor haga su trabajo.
Nos miramos.

Gritamos.


Gemimos.


Los gestos de el resto del cuerpo se vuelven imprevisibles, rápidos, nerviosos.Casi casi locos.


Me susurras, con entrecortadas palabras, que estás llegando.El sudor se añade a la banda sonora de éste orgasmo, excitándome, aún si cabe más, para llegar contigo.Explotar y que sientas como mi sexo, duro como una roca, deja correr todo su placer dentro de ti.


Los gemidos son ahora entrecortados gritos. Te acompaño en la sinfonía del orgasmo, que en su álgida apoteosis te hace caer sobre mí, al tiempo que me jadeas al oído que te estás corriendo y aprietas tu cadera más aun contra la mía, metes uno de tus brazos por debajo de mis nalgas, mientras con el otro abrazas mi torso hasta la cabeza, sintiendo como exploto contigo, soltando todo el placer que llevo dentro...dentro de ti, bien caliente.


Y mientras nos corremos, tu movimiento se antoja suave y lento, disfrutando del fuerte orgasmo. Del efímero momento.


Se hace el silencio. De nuevo. Por unos instantes más, dejas tu cuerpo sobre mí, para que tu lengua busque mi boca, y entrelazada con la mía, terminen en un obsceno beso.


Nos incorporamos para quedar sentados, yo sin salir de ti y tú sin escaparte de mí. Tu frente, apoyada sobre la mía, no impide que tu mirada se clave en mis ojos, tierna, sensual, me atrevo a decir incluso inocente...Mis brazos te rodean, uno empujando tu nuca hacia mí y el otro pone mi mano en el centro de tu espalda acariciándola. Los tuyos, rodeando mi cuello, atraen ahora mi cara hacia tus senos.



Y cierro los ojos...





...las aspas del ventilador siguen marcando el ritmo.Lento, constante,como el latido ahora relajado de nuestros corazones...bum-bum... bum-bum.... bum-bum...


La penumbra, en ésta tórrida habitación de hotel de carretera, apenas deja ver el brillo de nuestra piel, transpirando, que pega nuestros cuerpos desnudos sentados sobre la cama en el sopor de esta tarde de julio.
Juego a recorrer tus senos con diminutos besos que recogen tu sal, y tu cierras los ojos mientras hundes tus dedos en mi pelo, dándome a entender tu placer. Me encanta ver cómo toda tu piel se eriza de gusto, sensible...


david a.sac, marzo 2011